Librería Chilena fue fundada en 1917 por Pedro Salvo Campos, que con gran visión logró que esta empresa familiar se mantuviera en el tiempo en base al concepto de “ofertas”. En sus primeros años, esta estrategia de negocios era insólita, por lo que atrapó a cientos de lectores ávidos de lectura, cosa que perdura hasta la fecha.
La empresa continúa en manos de la familia Salvo. Por la Librería Chilena han pasado tres Pedro Salvo. Y los tres, además del nombre, tienen en común su adoración por los libros.
La librería es la más antigua de Chile. Gracias a sus precios módicos, varias generaciones han podido cultivarse con su variada oferta literaria. Ese es el legado de Pedro Salvo Campos, que actualmente ha continuado su nieto, Pedro Salvo Ferrada. Él fue el responsable de adaptar la empresa a los nuevos tiempos, buscando mercaderías tanto en Chile como en el extranjero y dedicando su vida entera al mundo del libro.
Su trayectoria ha dado frutos. Actualmente cuenta con dos locales —en Alameda 876 y en Huérfanos 686— y además, ha recibido el reconocimiento de sus pares. El directorio de la Cámara Chilena del Libro otorgó el premio “Cámara Chilena del Libro año 2008”, como empresario destacado del rubro por su extensa y comprometida labor a Pedro Salvo Ciudad.
La Librería Chilena tiene claro su papel: además de entregar opciones de entretención a los lectores, busca ser parte del crecimiento de ellos. Ese es su principal estímulo para buscar y tener libros al alcance de todos.
Como tercera generación, Pedro Salvo Ferrada, sabe que la responsabilidad es mantener las tradiciones de esta empresa familiar, para que así, los sabios consejos de su fundador perduren en el tiempo para llegar al centenario de su fundación.
En medio de la piratería y los impuestos, tener una oferta tentadora no ha sido una tarea fácil. Es por esto que las tres generaciones de la familia Salvo han debido invertir la mayor parte de sus vidas para hacerla un negocio rentable y lograr competir con las grandes cadenas. Y lo han logrado.